REAL CONGREGACIÓN DE LA ANUNCIACIÓN DE NUESTRA SEÑORA Y DE SAN LUIS GONZAGA

Los primeros pasos de la Cofradía parten de la Real Congregación de la Anunciación y San Luis Gonzaga. En su seno se fraguó su fundación y debemos trasladarnos a esos años para comprender nuestros orígenes.

En 1860 un grupo de jóvenes universitarios funda la Congregación de San Luis Gonzaga. Tenía carácter mariano -culto a la Virgen María- y era gobernada por un sacerdote bajo el título de director. Su fin era la devoción cristiana y el estudio de las ciencias.

Dentro de las obligaciones de sus miembros, destacaban diversos ejercicios espirituales así como la necesidad de socorrer a seis niños pobres durante la festividad de San Luis -21 de junio-, a quienes daban la primera comunión. En 1861 la Congregación se instaló en la Iglesia de San Pedo Nolasco, en el mismo lugar donde actualmente se sitúa la Iglesia del Sagrado Corazón.

Ese mismo año, y tras la solicitud de los congregantes, la Reina Isabel II aprobó el nombramiento como Hermano Mayor perpetuo de la Congregación a su hijo, el Príncipe de Asturias, adquiriendo, de esta manera, el título de Real.

En 1863 se agregó a la Prima Primaria de Roma. Para lograrlo, y por su condición mariana, fue necesario que en el nombre de la Congregación apareciese la advocación a la Virgen, pasando a denominarse a partir de ese momento Real Congregación de la Anunciación de Nuestra Señora y de San Luis Gonzaga.

Los cambios surgidos en España tras la Revolución de 1868, que dieron lugar al sexenio revolucionario, repercutieron gravemente en la Congregación. A pesar de esto, no se dejaron de celebrar actos litúrgicos gracias al empeño de su entonces director D. Mariano Supervia S.J.

En 1884 el Cardenal Francisco de Paula ordenó el traslado de la sede canónica y social al Colegio del Salvador, lo que marcaría para siempre tanto a la Congregación como, años más tarde, a la Cofradía del Descendimiento.

Durante los años siguientes la Congregación amplió sus actividades. Se celebraron un mayor número de actos religiosos, semanalmente se realizaban ejercicios espirituales, y se creó una sección de catequistas. Al mismo tiempo, el número de integrantes de la Congregación fue aumentando de forma paulatina. Las principales festividades que se celebraban eran la de San Luis y de la Anunciación, aunque también el Corpus Christi, Nuestra Señora del Pilar o los oficios del Jueves y Viernes Santo.

En cuanto a actos académicos, se organizaban charlas literarias semanales, se creó una biblioteca, se fundaron las Escuelas Católica de Obreros y la Recreativa de Comercio y se empezó a publicar el Semanario El Pilar, publicación que hoy en día sigue existiendo.

En la década de 1890 la Iglesia de San Pedro Nolasco volvió a establecerse como sede canónica. A pesar de esto, nunca se dejaron de realizar actos en el Colegio del Salvador.

En 1894 se propuso como Hermano Mayor de la Congregación al Rey don Alfonso XIII. Dicho cargo fue aceptado por el monarca y, en 1908, se le entregó el título en persona por parte de varios congregantes -algunos de los que serían posteriormente fundadores de la Cofradía-.

Durante las siguientes tres décadas los Luises –como eran conocidos socialmente los miembros de la Congregación– siguieron celebrando actos religiosos y culturales con el objetivo de fomentar la formación espiritual e intelectual.

En 1929, y debido a la nueva construcción del Sagrado Corazón, la Congregación trasladó de nuevo su sede al Colegio del Salvador.

Con la llegada de la República, en 1931, los Jesuitas tuvieron que dejar el Colegio. Desde entonces y hasta el final de la Guerra Civil española en 1939 disminuyeron los actos religiosos y el número de asistentes a los mismos. Es entonces, cuando a raíz de la solicitud de ayuda por parte de la Hermandad de la Sangre de Cristo para la procesión del Viernes Santo de 1935, surgió la idea de crear la Cofradía.

También es durante esta década cuando surgió el símbolo de las Congregaciones Marianas. Dicho anagrama se convierte en escudo de todas ellas, incluida la Congregación de los Luises. Este símbolo es el que se utilizará posteriormente como anagrama de la Cofradía.

Terminada la Guerra Civil, la Compañía de Jesús volvió al Colegio del Salvador, donde acogieron de nuevo a la Congregación y, es en 1939 cuando varios de los congregantes, con la aprobación del Director, fundan la Cofradía del Descendimiento.

Durante los años 50 se siguieron realizando actividades, aunque ya nunca volverían a ser tan multitudinarias y numerosas como las que se celebraron antes de la Guerra Civil. Desde finales de esta década, y durante los 60, descendió mucho la vida de la Congregación, hasta que desapareció en 1970.
Si quieres ponerte en contacto
con nuestra cofradía:
secretaria@cofradiadescendimiento.es